Un cuento imperfecto
Un cuento imperfecto
¿Cuántas veces nos hemos parado a pensar en nuestro futuro? Seguramente muchas, ya sea por agobio, el qué pasará persistente en nuestra mente cuando nos vamos a dormir. A veces, ni siquiera es un futuro lejano, pero cuanto más cercano más real se siente. Cuando tú haces una previsión de aquí a dos días la sientes tan real como si fuera el propio presente cuando no es más que un futuro perfectamente alterable. Al pensar más lejos, quizás de aquí a unos años, podemos ir posponiendo esa previsión hasta que no nos damos cuenta de que ya la estamos viviendo. Con esto quiero referirme por ejemplo, al hecho de que haya asimilado hace relativamente poco (y todavía no del todo) el simple hecho de que estoy en 1º de Bachillerato, puede parecer una tontería pero según yo todavía sigo estando en 2021 justo después de la cuarentena cuando tenía pánico de comenzar 1º de la ESO.
Igualmente, las buenas historias no comienzan en la mitad, ¿cierto? Para ello nos remontaremos a cuando yo era pequeña, apenas un bebé. Cuando eres un bebé y no sabes lo que pasa a tu alrededor y tu única inquietud es averiguar qué es la cosa que se mueve pegada a tu cuerpo (tu brazo). Ahí estaba yo, tal y como lo he descrito, intentando buscar alguna forma de moverme que no fuera arrastrarme por el suelo como si fuera una croqueta. Muchas veces durante mi infancia, sobre todo hasta los 5 años, fui muchísimas veces a casa de mi abuela ya que mis padres solían trabajar hasta tarde y la casa de mi abuela estaba relativamente cerca de mi colegio. Gracias a mi abuela sé lo mínimo de cocina como para no quemar un huevo frito o no incendiar la cocina en general pero bueno, la cuestión, ¿cómo llegué a ser como soy ahora?
Supongo que mi infancia fue una normal en la que tuve muchos amigos y me encantaban algunas cosas típicas. Lo único malo son las estupideces de los estereotipos, desde muy pequeña amaba las cosas de "chicos", Star wars, el fútbol, no me gustaban las muñecas... Esa fue la única parte "dura" entre muchas comillas porque tampoco es que sea algo muy extremo simplemente que de vez en cuando me sentía un poco desubicada o incluso excluida pero tampoco me supuso ningún problema. Cuando me sentía así mi refugio era dibujar, la pasión por ello me ha acompañado siempre, llegando hasta el punto que me apunté a clases en 3º de primaria, clases que dejé rápidamente ya que me aburría y además me resultaba difícil compaginarlas con el baloncesto, que también empecé ese mismo año. Transcurrió la primaria normalmente, seguí practicando baloncesto hasta que llegó la ESO. Los meses previos a pasar al instituto, marzo del 2020, creo que ya podemos imaginar el tema del que hablaremos ahora. La cuarentena. En mi caso, al ser hija única, me dio mucho tiempo para pensar y para hacer una especie de instrospección incosciente (lógicamente no muy profunda porque era una persona de 12 años). Ahí me di cuenta de que podía estar yo sola con mis pensamientos y no me molestaba, antes me costaba estar quieta mientras que en esos meses de confinamiento sentí que no tenía la necesidad de correr de un lado a otro, podía permitir parar y respirar. También descubrí otra de mis aficiones y fue la música. Todo comenzó un día que estaba tremendamente aburrida, me había leído todos los libros de mi estantería (y eso que es extensa ya que tengo más de 50 libros) y me había quedado sin folios para dibujar. Entonces, decidí escuchar las canciones que me ponían mis padres de Queen, Los Héroes del silencio, El último de la fila... Entonces es cuando descubrí que quería aprender a tocar un instrumento.
Realmente no hay mucho más que contar hasta la actualidad. A diferencia de algunas personas yo más o menos siempre he tenido claro lo que quería estudiar por lo que mi elección de bachillerato no fue muy complicada (amo las ciencias desde pequeña). Así que aquí me encuentro redactando este escrito, pensando en cómo será mi vida dentro de 10, 20, 30 o incluso 40 años; algo que me resulta un tanto gracioso porque habré vivido como mucho un sexto de mi vida (o eso espero, tampoco tengo planeado morirme antes de los 60).
De aquí a 2º de Bachillerato me imagino mi vida prácticamente igual, mucho más agobiada pero la misma rutina. Levantarme, instituto, comer, estudiar, ir a entrenar / a clases de inglés, volver a mi casa, ducharme, más estudiar y dormir. Todo esto en un bucle continuo día tras día, lo cual no suena muy emocionante a mi parecer pero es lo que hay supongo. Una vez llegue la PAU, EBAU, EVAU, selectividad o como se llame, espero quitarme un peso de encima ya que por lo que suelen decir es bastante agobiante. Tras eso pasará verano, donde espero poder relajarme aunque sea un poco (tampoco mucho porque probablemente estaré trabajando y sacándome el carnet del coche) y seguramente también esté atormentándome el hecho de que comenzaré una carrera en septiembre si es que todo va bien.
Luego en la universidad espero conocer gente y estoy casi segurísima que tendré la misma rutina que llevo siguiendo desde este curso (la que he contado anteriormente pero sin las clases de inglés) pero con muchas más horas de estudio. Espero que me guste la universidad ya que según lo que se dice, te dan mucha más independencia que en secundaria (cosa que realmente agradezco muchísimo y me siento afortunada por ello ya que mi estilo de estudio es más de elaborar mis propios apuntes y entenderlos que realizar tareas repetitivas que no se adaptan a mi forma de estudio porque cada profesor te las exige de una manera concreta). También se habla mucho de que en la universidad se suele ir mucho de fiesta y demás aunque creo que no será mi caso ya que soy de esas personas que prefiere quedarse charlando en un sitio con un refresco (aunque quién sabe de aquí a unos años, quizás me convierto en el alma de la fiesta, exceptuando que parezco un palo tieso bailando). Al final de la universidad creo que me sentiré aliviada también por haber acabado todos los estudios aunque, como siempre va a haber algo que nos estrese, lo siguiente será el famoso mercado laboral.
La carrera que yo tengo planeado estudiar (biotecnología) se centra principalmente en la investigación, y si la situación en España no cambia de aquí a unos años; tiene toda la pinta de que me voy a tener que ir al extranjero. La otra opción sería ser docente, cosa que también me encanta pero sinceramente me aterran las oposiciones.
Suponiendo que al final me quedo aquí estudiando para las oposiciones (a las que espero no tener que presentarme 80 millones de veces para aprobar) y que he conseguido independizarme a finales de los "veinti tantos"; espero poder llevar una vida medianamente tranquila, con un trabajo estable y saliendo con amigos de vez en cuando. Lo único que no quiero es acabar quemada de la enseñanza a los diez años de estar trabajando ya que (viéndolo desde fuera ya que lógicamente no tengo la experiencia de trabajar como docente) creo que es algo que me gustaría bastante. De momento no tengo interés en tener hijos en un futuro así que realmente me imagino más con alguna mascota como un gato o un perro aunque solo la adoptaría si llego a tener la suficiente estabilidad económica para ello ya que tampoco quiero que tenga una mala vida.
Durante los años en los que esté trabajando, me gustaría poder viajar también ya que una de las cosas que más me gustan es conocer lugares y vivir nuevas experiencias. Una vez que me jubile, que espero que llegue sin ningún problema de salud hasta esa edad, me encantaría seguir viajando con mi pareja y recorrer todos los países posibles, aprendiendo curiosidades y un poco de la cultura de cada uno. A esta edad normalmente ya se habrán muerto mis padres por desgracia, y es que la muerte es algo que me da mucho miedo tener que afrontar, no la mía propia ya que cuando me muera yo ya no estaré aquí, pero la muerte ajena y el sufrimiento al saber que no vas a volver a ver a esa persona nunca más aparte de en fotos, vídeos o tus propios recuerdos es horrible para mí. Lo único que espero es que se vayan en paz y felices.
Sobre los 70 años probablemente ya comience a tener varios problemas de salud y viendo el historial de mi familia, puedo ser propensa a cáncer o algo similar ya que mi abuela sufrió de cáncer de páncreas y un tumor cerebral. Supongo que eso conllevará a años de tratamiento si es que no me muero en meses. Pero, si algo me gustaría al morir sería el ser capaz de echar la vista atrás y saber que he tenido una buena vida y que la he disfrutado.
Al reflexionar sobre mi futuro me he dado cuenta de cuan incierto es y que tan poco sabremos lo que hay después. Todo esto es un supuesto y sería la "vida perfecta" para mi yo actual. Pero, quién sabe si dentro de 5 años comienza a desviarse de este sueño o si simplemente ya no quiero esto. Además, esto al fin y al cabo es una situación que yo he supuesto creyendo que yo tengo total control sobre lo que va a pasar en mi vida cuando realmente hay muchas cosas que se escapan de nuestro control. A lo mejor cambio de opinión en la carrera que quiero realizar o no me da la nota, o decido no ir a la universidad o veinte mil opciones más que nunca sabré hasta el momento en el que pase. A veces me doy cuenta de lo diferente que podría haber sido mi vida si hace tres años no me hubieran llamado en julio diciendo que había una plaza en este instituto por si yo la quería, o si simplemente no hubiera ido al instituto en el que estaba antes en primer lugar. ¿Qué pasaría si yo hubiera entrado en este instituto en 1º de la ESO y no en 3º? A cuestiones como esa nunca le vamos a encontrar solución ya que si pudieramos saber lo que va a pasar, no tendría gracia la vida, perdería su sentido, seríamos prácticamente personas que no sufren, que no tienen sentimientos, que no conocen lo que son las emociones porque ya sabríamos que nos va a pasar en todo momento. ¿Cómo puedes sufrir algo que ya sabes que va a pasar y es inalterable?
Comentarios
Publicar un comentario